Roberto González Fernández

Monforte de Lemos, Lugo, 1948

Nació en Monforte de Lemos en 1948 dentro de una familia que desde temprana edad potenció su faceta artística. En 1967 se trasladó a la ciudad de A Coruña donde simultaneó los estudios de preuniversitario con las clases de la Escuela de Artes y Oficios. Ese mismo año realizó su primera exposición. El curso siguiente se matriculó en la Facultad de Bellas Artes de San Fernando de Madrid, en la que permaneció durante el periodo 1969-1974. En 1977 trasladó su residencia a Edimburgo, hasta 1982, año en que se estableció entre esta ciudad y Madrid. En 1984 recibió la beca de The New York Foundation for the Arts.

La obra de González entronca con una tradición artística, que despunta en los años sesenta y setenta, y requiere a la fotografía su valor expresivo. Figuras representativas de esta tendencia fueron Rainer, Boltanski, Polke, Darío Villalba, etc. En el caso de este artista, con frecuencia la génesis de los cuadros tiene como referencia una toma fotográfica. La conjunción de una tendencia formal realista con una cimentación conceptual autobiográfica, lo relaciona con artistas como Frida Kahlo o Joseph Beuys. Durante toda su carrera una de sus preocupaciones fundamentales ha sido el hombre y la manera de retratar psicológicamente al personaje. Como recurso, a menudo acude a las representaciones iconográficas clásicas y al mundo de la poesía.

Desde mediados de los sesenta, el artista, realiza series cerradas. Sus primeras obras se centraron en retratos de personas de su cotidianeidad realizados con lápiz y carboncillo. Un segundo paso, a partir del ingreso en la Facultad de Bellas Artes, fue la incursión del color y la caracterización expresionista.

En el año 1973 realizó sus primeras series a lápiz: Beisbolistas, Eróticos y Refinerías. En ellas ya aparecen elementos que se irán conformando como característicos de su producción, con una estética heredada de la fotografía. Su protagonista es el hombre y reflexiona sobre el sexo y la mímesis. Esta última profundiza en el conocimiento a través de la percepción de la imagen y como, al apropiarse de ella, el autor la transforma en favor de la expresión de su personal universo. Las series Arquitecturas y Azules (1974-1975), enriquecidas por el uso del color, hacen mención a situaciones inquietantes y sórdidas. El descubrimiento que hace, por esta época, de la Literatura se trasluce en los títulos que da a sus trabajos. Al año siguiente, ya en Edimburgo, comenzó a trabajar con óleo en Laberintos, donde personajes solitarios habitan un paisaje arquitectónico esquemático. Fijó su vivienda temporalmente en California y retomó el dibujo a lápiz. Sus cuadros de esta época siguen estando formalmente próximos a la fotografía: Elephant walk, reproduce una ciudad ideal repleta de símbolos y en Parade, integra su propia imagen como modelo. Regresó a Edimburgo y comenzó a trabajar en el taller Printmakers Workshop la técnica del gravado.

La fecha de 1981 coincide con la realización de Historia sagrada, donde utiliza como fundamento a su iconografía, repleta de referencias personales, un texto religioso. A continuación, Vida privada (1982) donde toma retazos de situaciones personales e incluye citas explícitas tomadas de la Historia del Arte. A continuación, realizó otra serie de arquitecturas (Arquitectura Edimburgo) que añaden alegorías constructivas a su lenguaje que reutilizará posteriormente en otras creaciones.

Con el trascurrir de los años, tanto en sus dibujos como en la obra gráfica, el aumento in crescendo del corpus simbólico marcará la tendencia conceptual. Técnicamente incluye nuevos recursos como la litografía, el aguafuerte, el barniz blando y el color, (Tumbas y Laberintos II). A partir de 1988 este peso temporal infiere temáticamente y enfatiza la incomunicación del ser humano y la falta de control sobre su propia vida. El cuadro se fragmenta, procedimiento que ya había experimentado esporádicamente con anterioridad, conformando trípticos y polípticos.

La década de los noventa se inauguró con la asunción técnica del óleo sobre lienzo. Las referencias literarias desaparecen lentamente y la carga simbólica va en aumento, universalizándose sin perder por ello la forma de diario íntimo. En Victimarios y Amenazas, la iconografía profundiza en la relación entre la víctima y el victimario y sobre la sensación dual de amenaza en nuestro ambiente cotidiano. Tras la muerte de su padre realizó una serie de retratos de seres queridos, que son los protagonistas fundamentales de toda su producción, una disquisición sobre la muerte. En 1993 finalizó la serie Holyrood (leer comentario técnico de la obra), iniciada en 1981. Este mismo año realizó On the move, redundando en la rutina y DEAYM donde reflexiona sobre la ambigüedad iconográfica de la representación de San Sebastián a lo largo de la historia. La expresión corporal y las referencias al Barroco (pasiones escenificadas) configuran el conjunto consecutivo, Orestes, Orestes (1995) donde reproduce la secuencia temporal del encuentro entre dos personas. El conjunto tuvo su continuación fotográfica años más tarde.

En 1995 realizó Arriaza, donde toma el islote como representación de su propia imagen, un tema que integrará en Encuentros (2001). Otra serie es la Caída del Imperio Romano, en la que representa un objeto/personaje, un ángel dorado de aire barroco, que supone «el enfrentamiento de dos fuerzas contrarias: lo creativo y desintegración». (Esta obra tiene una versión fotográfica). Otro ejemplo de sus trabajos el conjunto de fotografías que realiza a partir de agosto de 1991 para El Correo Gallego: Alfabeto, referencia al alfabeto latino. En esta etapa jugará con los trípticos de manera que habrá un segundo en óleo que utilice fragmentos del primero y un tercero, éste en fotografías, que reproduzca el segundo, introduciendo así el concepto de interminable sucesión al servicio de la creación artística. En sus obras TC e Máscara de Arriaza compaginó pintura, grabado y escultura. Entre 1997-2001 realizó AT donde versiona una obra de Lawrence Alma – Tadema. Sus últimas producciones hasta el momento han sido Vánitas y Babel (sobre un cuadro de Breughel).

Roberto González incorpora a su lenguaje las nuevas tecnologías informáticas y así construye su página web, donde se pueden ver proyectos como Aproximaciones, foto en B/N de su propia vida. Su trabajo está presente en múltiples muestras individuales y colectivas, en el territorio nacional e internacional y forma parte de colecciones como la del Museo de Bellas Artes (A Coruña), Westfield State College (Massachusets), Edimburgh City Arts Center (Edimburgo), Gabinete de Estampas de la Biblioteca Nacional (Madrid), Academia de Bellas Artes de San Fernando (Madrid), AT & T Art Collection (Nueva York), Ayuntamiento de A Coruña, BBC Scotland Art Collection, Calcografía Nacional (Madrid), Ely Art Gallery, Scottish Arts Council Colletion, Kelvingrove Art Gallery Museum (Glasgow), entre otras.