Entre los sarcófagos con relieve lateral que se conservan en el Museo dei Conservatori romano, se encuentra la Apoteosis de Sabina.
En el dibujo se representa a La emperatriz Sabina remontando sobre la Eternidad alada que mantiene en sus manos un símbolo, la antorcha, elevándose en vuelo sobre las llamas de la pira mortuoria. Su esposo Adriano, sentado sobre un taburete prismático (del que salen por el lateral parte de los pliegues de su túnica) asiste a la divinización y contempla extasiado la apoteosis de su esposa. El brazo izquierdo de Adriano, doblado en ángulo, y su mano extendida muestran el diálogo que está sosteniendo con otro personaje frente a él en el suelo que está enfrente, sentado en el suelo y desnudo de medio cuerpo que también extiende la mano de su brazo izquierdo hacia Adriano. Este personaje pudiera corresponder a la personificación del Campo de Marte, donde los cadáveres eran incinerados. Detrás de Adriano aparece un joven bitinio, del tipo tradicional de efebos griegos, posiblemente Antonino Pío, su favorito.
Modesto Brocos se mueve dentro un naturalismo ecléctico que recoge las tendencias de la pintura oficial europea de finales del siglo XIX. Así, las obras de inspiración histórica, son típicos del tercer cuarto de siglo. Por otra parte, era un tema impuesto desde las Academias y los Salones de Arte. Como consecuencia, el diseño del dibujo resulta algo frío. Con todo es una obra de composición equilibrada y maestría en dibujo.