Pintura realizada después de su estancia en Nueva York, lugar donde trabajó sobre el cuerpo humano, haciendo representaciones de la columna vertebral, reproducidas en cera. De vuelta a su estudio en Madrid, las columnas vertebrales desaparecen para conseguir una mayor libertad en el acto pictórico. Pero su memoria quedó reflejada en una acumulación de franjas de materia que cubrían la superficie del lienzo, inspiradas en los cortes de la tierra que el autor pudo observar cuando visitó Atapuerca, durante un viaje realizado a través del Camino de Santiago. Se trata de establecer la similitud entre la figura del cuerpo humano y la geología terrestre.