Esta obra pertence al grupo de obras de Granell relacionado íntimamente con el mundo del teatro, una constante en su producción artística de Granell que ha estado presente a lo largo de toda su vida. En este cuadro el artista representa, en un marco que bien pudiera ser un escenario teatral, a cuatro figuras antropomorfas, mujeres fantásticas, que escenifican el lamento por la soledad, tema muy recurrente para los grandes dramaturgos de nuestro país. Granell señala la influencia de La rosa de papel de Valle Inclán, sobre esta obra, aunque Navarro de Zuvillaga también las relaciona con las mujeres de la obra de Lorca: "Bernarda Alba e as súas fillas (...) Belisa, as Alba, tódalas Rositas, Yerma, Marianita Pineda, a Noiva, A Zapateira... Tódalas mulleres feitas lamento en soidade", algo a lo que el artista no se opone llegando a reconocer en Lorca a un surrealista.
Compositivamente sitúa a dos figuras en primer término y a otras dos en una posición similar en un plano más retrasado, creando así la sensación espacial. Las cuatro mujeres se encuentran en una escena profusamente decorada, donde los distintos ámbitos cromáticos, la luz y el movimiento potencian el barroquismo de las figuras, convirtiendo la superficie en un espacio vibrante y activo que nos impacta tanto visual como conceptualmente.