Retrato abocetado donde concentra el detallismo en el rostro, resolviendo el resto en pocas líneas. Realizado con un punto de vista frontal, hace un estudio de la luz, que incide desde lo alto sobre el rostro de la modelo, remarcado por el sombreado. Lloréns conoció a esta mujer en Madrid, donde habitaba una pensión de chicas frente a la casa del pintor. Debido a la dificultad que tenía para pronunciar su nombre, la llamó Annapolis, y le pidió que posase para él con peineta española y peinada según la moda de la época.