La zona de Mera fue uno de los motivos recurrentes en la obra de Lloréns. El dibujo, está dominado por la horizontalidad de la composición. Desde un punto de vista elevado del nivel del suelo, representa la playa de Mera. Como es habitual en sus dibujos, el ser humano desaparece para ceder protagonismo a la naturaleza. Conoce los obstáculos de un paisaje cambiante dominado por una metereología inestable. El apunte se realiza con rapidez, de ahí que fundamente el trabajo en una línea de contorno muy marcada y un sombreado a base de líneas paralelas, que es difuminado posteriormente. Es una composición simplificada que reduce los trazos a la definición elemental de los volúmenes y la perspectiva. Fuerza la profundidad con un recurso habitual en su obra, la inclusión de un motivo, en este caso la línea de costa, que dirige la mirada hacia la casa, que sería el motivo principal, a pesar de hallarse en segundo plano. Asimismo, resalta el juego de las nubes y los reflejos del mar. En el paisaje, recupera las innovaciones que introdujeron los artistas decimonónicos. Este mismo espacio aparece retratado en otras composiciones como Nubes gallegas. Mera (1921), Nubes (1933), Playa de Mera (1935).