Entre 1906 y 1926, Lloréns compagina la pintura con otras disciplinas en alza en Galicia, como son la ilustración y el cartelismo. En esta ocasión, realiza la portada del libro Cuadros Religiosos, libro póstumo de su amiga Doña Emilia Pardo Bazán, editado por la casa madrileña Blass y que recibió varios premios Internacionales. Inspirándose en los motivos de la tradición barroca gallega y en los manuscritos medievales, sobre papel ocre, dibuja los motivos de portada y portadilla. En la segunda, destaca la representación de la letra inicial, muy historiada, y animada con una Virgen con el Niño. La tipografía, lejos de aproximarse a las tendencias más vanguardistas, remite a la escritura de los códices medievales, mientras en la parte inferior una flor heráldica y el año de ejecución en números romanos recuerdan a los incunables de época moderna. Este tipo de diseño, contrasta enormemente con el que, años después, realizará Castelao, quien, empleando fuentes históricas autóctonas, obtendrá un diseño de mayor modernidad que el ofrecido por Lloréns.