Como el propio título indica, se trata del estudio de una cabeza de ternero, un apunte coloreado en el que, mediante un trabajo veloz pero preciso, capta la vivacidad del animal, así como sus características. Estos apuntes servían de gran utilidad a los artistas, ayudándoles a reproducir la realidad con precisión, y permitiéndoles matizar su propia técnica, mejorándola y buscando nuevos caminos. El tema escogido, habla, tempranamente, de la tendencia del pintor al regionalismo, temática que dominará toda su producción, gran difusora del paisaje y del ámbito gallego.