En los años 50, Laxeiro comienza a plantearse nuevas vías pictóricas para aplicarlas a su producción. Ahora, pasa de reflejar la etnografía gallega, desde un marcado expresionismo de amplios trazos, a conjugar abstracción y figuración, influenciado por el "action painting" americano y el informalismo europeo. Centaura es una obra de transición donde, mediante pinceladas matéricas, de gran pastosidad, representa a una centaura ubicada en un escenario teatral. La visión del espectador se dirige a la centaura, debido a su colorido, que resalta sobre el resto de la composición. El fondo se llena de figuras abstractas que parecen esconder espectadores de la acción representada. El mundo etnográfico galaico, es tratado por Laxeiro a lo largo de toda su trayectoria, y es que, como afirma Antón Castro: " Laxeiro indaga en la vena etnográfica de una Galicia imaginada como fábula, en las fiestas del campo, en los cuentos o en las leyendas populares, en la visión pagana que persiste en las carnavaladas rurales, en lo orgiástico y en el mito fáunico..."