Esta vista del pueblo marinero de Combarro, es uno de los mejores ejemplos de la concepción neorromántica del paisaje, que tenía Pintos Fonseca. En esta obra, representa una plaza rodeada de casas, con una pequeña vista, de la ría, que introduce profundidad en el lienzo. La importancia que da a los efectos lumínicos, se observa en el contraste de sol y sombra, que divide la composición horizontalmente. El resultado, es la sensación de telón escenográfico, en parte derivada de la ausencia de figuración y la disposición de las casas, muy próximas el primer término. El protagonista de la obra es, sin lugar a dudas, el cruceiro, situado en el centro de la plaza, y destacado como símbolo de la tradición gallega.