Seoane, como miembro del grupo Os Renovadores, siente la necesidad de reconstruir los valores éticos y estéticos sobre los que debería gravitar una cultura gallega modernizada. Esta iniciativa, derivaba de las prácticas de las vanguardias históricas, que consideraban que el arte era un medio para construir un hombre nuevo. Siguiendo este postulado, los componentes del grupo querían crear una Galicia ideal, en la que el ejercicio de la razón democrática fuese la base de la política.
El contacto de Seoane con la Imprenta Compostelana, editora de la revista Nós, despierta su afición por la artesanía gráfica y el editorialismo. Hay quien apunta, en sus primeros trabajos, la influencia de la Generación del 27, que emerge en el carácter lúdico, fantástico e imaginativo de estas obras, semejantes a los cadáveres exquisitos, que se unen al lirismo defendido por Cahiers d´Art. Las exigencias de la impresión mecánica, determinaron, en buena medida, el desarrollo posterior de su arte, que sufrió un considerable esencialización y la reducción a signos elementales de reconocimiento. Ya en esta época resalta la forma escultórica de las figuras, inspirada en el trabajo de los canteros y la escultura románica. Inconográficamente, decidió seguir una línea histórico-legendaria para dar a conocer la leyendas y tradiciones gallegas, y crear imágenes de significación colectiva, en un intento por mantener viva la memoria y resaltar la identidad del pueblo gallego. En la fecha en que ilustra este libro, el artista empieza a utilizar el óleo, en trazos vigorosos que recalcan los perfiles de la forma y dan volumen, mediante sombras de color. Se trata de un colorido rico y brillante, inspirado en lo códices miniados, las cerámicas o las telas.
A lo largo de toda su carrera, Seoane, nunca dejó de investigar las posibilidades del grabado, proponiendo nuevas soluciones y vías expresivas. Su obra tuvo una importancia capital para el desarrollo de la ilustración y la gráfica gallega, y su hacer en este ámbito, condicionó la técnica de su pintura al óleo, logrando un estilo sumamente personal, y haciéndose un hueco entre los principales artistas gallegos del Siglo XX.