Composición geométrica de fondos irregulares y con relieve que combinan el blanco con tonos cálidos y donde sobresale un cuadrado de un color rojo intenso que capta toda nuestra atención. Una vez más Moncho Borrajo recurre a las figuras geométricas como ideal de pintura ya que, como él mismo llega a manifestar, al haber estudiado a los clásicos concluye que "todo es geometría", filosofía de la que quiere impregnar sus obras.