El toro ha sido reducido a una máscara, sostenida por un hombre. Sobre ella hay una figura femenina silueteada, que hace equilibrios, sosteniéndose sobre una sola pierna. La presencia dominante del león, y el pintor aplicado en su tarea, a la derecha de la composición, nos recuerda "la carnestolenda de los años goyescos, del humor de los escritores de la tertulia madrileña del Pombo, y la absurdidad tan lúcida de Ramón Gómez de la Serna". El aguafuerte ha sido realizado con dos golpes de rodillo para la aplicación del color.