La "señorita reina del corso" aparece cómodamente instalada sobre la masculina presencia del personaje que se protege con el toro. La obra está realizada en negativo, ya que la figuración aparece silueteada y sin color, mientras que el resto de la composición está inundada por la oscuridad del negro en un único plano. Jorge Castillo reconoce que para la realización de esta escena se ha visto influido por la escultura griega de la época primitiva.