Souto fue un retratista incansable. Durante su exilio mexicano, esta actividad fue una de sus principales fuente de ingresos, convirtiéndose en una práctica habitual en el taller del artista. A su llegada no le resultó difícil hacerse con una cartera de clientes y compradores, que le permitió sobrevivir hasta que su situación se afianzó. Se cree que la protagonista de este retrato sea Giorgina Alberú (Xenia), sobrina del artista a la que retrató en algunas ocasiones. Se trata de una acuarela sobre dibujo, que emplea como paso previo a la aplicación del color. La paleta utilizada se mueve en un gamas sobrias, en las que predominan los tonos oscuros. El violín con tonos rojizos, el rostro y la horquilla blanca son puntos de color que capturan y guían nuestra mirada hacia aquellos puntos más destacados. La pincelada es corta y rápida, trasponiendo a la acuarela la técnica que empleaba en sus pinturas al óleo.