Murado llevó la línea de trabajo iniciada en los años 90 casi hasta la actualidad. Como si de una extensa serie se tratase el pintor sigue realizando unas pinturas sin límites, grandes superficies de color donde la claridad de lo que vemos se confunde con el carácter oculto de su significado último. Partiendo siempre de los mismos principios: escasez de la materia, desaparición del trazo, colores naturales y grandes formatos; el pintor parece sugerirnos siempre nuevas realidades, distinguibles a partir de las diferencias aplicadas a las gamas de color y sus matices o al formato del soporte.