Al comienzo de su carrera artística, Oro Claro se dedica a pintar y no a esculpir, disciplina por la que se decanta en un futuro, sin abandonar por ello su trabajo anterior. Cova con A es una de sus primeras obras. Se caracteriza por ser una pintura matérica, a la que añade una serie de signos y elementos iconográficos que introducen una simbología, a menudo indescifrable. En este caso, añade A negra, que es rodeada por un círculo, asemejándose a una cueva, de ahí el título de la composición. El círculo es irregular, y fue realizado con gran cantidad de pintura, que resbala por la tela "ensuciando" el blanco del fondo. En la parte inferior, añade otros dos símbolos crípticos, el primero en forma de cenefa, y el segundo fungiforme.