Esta pintura representa la despedida de la familia de un hombre que parte a la mar. La composición está marcada por dos líneas paralelas la del horizonte, en la parte superior dividiendo la pintura en dos, y la del muelle. Esta horizontalidad es compensada por las figuras paralelas de la niña y la madre que marcan dos verticales. Se crea una tensión en el lado izquierdo de la pintura, debido al cruce de diagonales, que forman la composición piramidal que enmarca a la madre rodeada de los tres niños. Los contornos de las figuras aparecen bien definidos y redondeados, según las características de la obra de Bóveda. También está presente la pincelada gruesa y densa tan propia del autor. La gama cromática, de tonos fríos y oscuros dota al lienzo de subjetivismo, remarcando el sentimiento de temor y preocupación de los personajes representados.