Esta pintura representa la figura, muy sintetizada, de una lavandeira que retuerce la ropa después de lavarla. Se trata de un primer plano muy acotado donde la figura de la mujer, que está inclinada, carece de volumen, al no emplear escorzos y recursos pictóricos. La imagen está concebida con un vocabulario muy reducido y geométrico, aunque de trazo redondeado. Los contornos se enmarcan mediante una línea negra, rellenados con el color a través de una pincelada gruesa y tosca, típica del artista. El color se "ensucia" con el negro, creando distintas tonalidades en cada toque de pincel.