El grabado es el formato en el que más destaca Hernández Pijuán, ya que es la técnica en la que se formó en su estancia en París en la Ecole des Beaux Arts. Su estilo se impregnó en estos años del informalismo imperante en esa época, que progresivamente fue sintétizandose hasta convertiste en piezas conformadas por líneas simples muy minimalistas.