Obra creada específicamente por Jorge Castillo para este edificio histórico del centro de la ciudad de Vigo en el año 1995. Se trata de una instalación de unos 25 metros de altura concebida para situarse en una zona interior del edificio, próxima a la escalera, y ascender por la cara interna fachada entre varias plantas, pudiendo ser contemplada desde diferentes perspectivas.
La pieza, realizada en hierro oxidado y con barnizado en mate, se compone por dos ramales diferenciados que trepan a ambos lados de la pared como líneas ondulantes. Buscaría recrear la forma de un árbol que crece desde el suelo hasta llegar a una claraboya, como si quisiese llegar a la luz del sol. En alguna de sus ramas se posan pequeños pájaros, trasladando al espectador a un espacio natural. Castillo crea aquí pequeño jardín interior en el que la naturaleza y la mano del hombre se encuentran muy presentes y conviven entre ellas.