Manuel Vilariño se inició en la fotografía en la década de los setenta con una temática de tipo social. Posteriormente, evolucionó hacia la fotografía de autor –realiza obras abstractas donde especula con la forma y el color– y la compagina con otros trabajos de macrofotografía. Su evolución como fotógrafo se orientó hacia la construcción de su propio universo artístico otorgando gran trascendencia a la subjetividad.
Entre 1982 y 1990 construyó su propuesta visual en torno a la experimentación del concepto de naturaleza muerta; para ello, realiza un profundo proceso de introspección en el que aflorarán tres series basadas en el concepto del bestiario tan arraigado en la cultura gallega, enraizada, a su vez, con la tradición medieval y que luego evolucionará hacia propuestas multidireccionales. Su trabajo está siempre realizado en base a un gran esfuerzo de reflexión teórica.
Hombre de una sólida formación cultural en la que la filosofía, la literatura y las artes plásticas y visuales tienen una presencia decisiva. Por un lado, escribió numerosas publicaciones sobre distintos autores y momentos de la breve historia de la fotografía en Galicia. Por otro, es un artista integrado ya hace tiempo en circuitos internacionales de arte. En el año 2007 recibió el Premio Nacional de Fotografía que concede el Ministerio de Cultura.