Julia Minguillón

Lugo  1907 -  1965

Los primeros años de la pintora transcurrieron en Vilanova de Lourenzá (Lugo), en su casa familiar. Con nueve años se trasladó a Burgos con una hermana de su padre, y, posteriormente, a Valladolid, donde asistió a sus primeras clases de dibujo con el profesor José Castrocires. En 1923 volvió a Lugo, y realizó el Retrato de Cascarilla, un lienzo por el que recibió una beca de la Diputación de Lugo para poder realizar los estudios de Bellas Artes en la Escuela de San Fernando de Madrid. Allí estudió dos años de escultura por decisión del profesorado, pero, finalizado el segundo curso, decidió no continuar y se matriculó en pintura. Cuando tenía 25 años obtuvo el título de Profesora de Dibujo y Pintura.

De vuelta a Galicia, vivió la época de la guerra civil con sus padres, en Vilanova de Lourenzá, hasta que contrajo matrimonio en 1939 con el redactor-jefe del diario lucense El Progreso, Francisco Leal Ínsua, y se trasladó a Lugo. Allí montó un estudio para pintar, simultaneando esta actividad con otras de carácter cultural. Un año después fue operada de una dolencia, perdiendo al hijo que esperaba. Durante la convalecencia pintó La Escuela de Doloriñas, cuadro con el que ganó la primera medalla en la Exposición Nacional de 1941. Este premio le abrió las puertas para realizar, en los años posteriores, numerosas exposiciones colectivas, en las que recibió premios, como el de 1948, en el Concurso Nacional de Pintura, Escultura y Grabado del Círculo de Bellas Artes, en el que había participado con el cuadro Juventud.

En 1949 Francisco Leal fue nombrado director del periódico Faro de Vigo, por lo que se trasladaron a Vigo, donde Julia Minguillón fue propuesta para ser miembro de la Real Academia Gallega. Tres años más tarde, realizó un viaje de cuatro semanas a París que, posteriormente, aumentó en una estancia de cinco meses. Allí tomó apuntes y realizó algunos cuadros, que expuso a su vuelta, en 1954, en la Sala Toisón de Madrid.

A finales del año 1955 pasó una temporada en A Coruña, y se dedicó a pintar retratos para poder realizar un viaje a Guatemala. Los dos años posteriores fueron de preparación para este viaje. Siguió pintando en Vigo, pero no realizó ninguna exposición. En 1958 llegó a Guatemala, donde residió por un período de 15 meses, exponiendo  y trabajando en su pintura.

La última etapa de su vida la pasó en Madrid, ya que su marido había sido nombrado director de la revista Mundo Hispánico en 1961. En la capital sufrió el fallecimiento de su padre, y poco después enfermó de un linfosarcoma que la llevó a la muerte el 20 de agosto de 1965.