La formación de este artista nacido en A Coruña en 1960 se verá marcada por su estancia en Valencia durante la primera mitad de la década de los años ochenta, donde se licencia en Bellas Artes por la facultad de San Carlos (1979-1985). Su obra evolucionará desde unos inicios figurativo-coloristas hasta un expresionismo simbólico de densos empastes matéricos. Cabe destacar sus abigarrados paisajes con representaciones de columnas, monolitos o cariátides; sus series de bicicletas, o las naturalezas muertas donde, entre los espesos grumos matéricos, se pueden atisbar esqueletos de peces de un feroz expresionismo.
Durante estos años, colabora y participa de experiencias como Gruporzán (con el que acude a Arco en 1988); iniciativas como Novissimos, o publicaciones como Luzes de Galicia o La Naval.
Su traslado a París en 1989, gracias a una beca de la Diputación coruñesa para cursar estudios en el Ecole Nationale Superieure des Beaux Arts, será un importante punto de referencia para la evolución de su trabajo durante los años noventa. Este se vuelve más sereno, con un apreciable componente filisófico-orientalista y una progresiva marginación de los elementos figurativos a favor de los ornamentales. La obra se vuelve dual, se fragmenta y, al mismo tiempo, se torna existencial.
Desde mediados de los años ochenta, y ya de vuelta en España, su producción viene marcada por la recuperación de imágenes figurativo-simbólicas, así como por la búsqueda, recuperación y representación de símbolos que reflejan una confrontación dualista de la realidad. El resultado es un amplio conjunto de obras organizadas en series, como «Duidades» (1995-96), en la que plantea su evolución en torno a confrontaciones paradógicas; «Tempo detido» (1997), en relación con el tiempo; «Omphalos» (1998); «Labirintos» (1999), en torno a la naturaleza; o «En la red» (2000), en relación con la incomunicación y la tecnología.
A partir del año 2000, incorpora a su obra el trabajo de nuevos materiales y elementos plásticos, y surgen así series como «Cachitos de cielo» (2000-2004), en la que la fotografía juega un papel importante en el resultado final de la obra, o «Ensaios» (2002), en la que se combinan y conviven pintura, fotografía e impresión digital.
A partir del 2005 incorpora a su trabajo elementos como el vídeo y las animaciones por ordenador. Surge así una serie de proyectos en colaboración con coreógrafos y actores, como «Arteandando», en el que se revisa la historia del arte por medio de la danza, el teatro y el vídeo, o «Os tentáculos dos anxos», en el que se propone un viaje por las representaciones míticas de la obra de Luis Seoane.