La obra Cosecha del 95, Cosecha del 96 está dentro de la poética del objeto encontrado pero, sobre todo, del reciclaje. En esta instalación, Barbi forra de plástico unas varas de acacia que nos trasladan al agro gallego.
La obra Cosecha del 95, Cosecha del 96 está dentro de la poética del objeto encontrado pero, sobre todo, del reciclaje. En esta instalación, Barbi forra de plástico unas varas de acacia que nos trasladan al agro gallego.
Una parte considerable de la producción artística de Jorge Barbie incorpora la naturaleza como protagonista esencial de la obra. En algunas ocasiones, el artista, en la tradición expedicionaria del land Art, sale al encuentro con lo natural para intervenir de manera sutil el paisaje, tal y como muestra esta vara de avellano de cuatro m de longitud que cruza sigilosamente el arroyo de un bosque en Puente para insectos, miriápodos, gasterópodos, lagartijas y mamíferos pequeños (1992). Otras veces, en cambio, Barbie se trae la naturaleza al espacio expositivo y la muestra marcada con su personal firma de autor como es la escultura Si piensan de noche, no duermo (1993), donde alterna con ocurrencia el orden y color de las ramas de acacia para producir un inquietante efecto de rastro humano sobre la madera. En ambos casos, eso sí, lo orgánico ha de ser metamorfoseado y transfigurado, aunque sea solo mínimamente, para alcanzar desde el terreno de lo empírico -y mediante la intervención del Creador- el imprescindible carácter de segunda naturaleza que aspira a poseer toda obra de arte.
Cosecha del 95, cosecha del 96 -realizaba realizada entre dos temporadas- es un claro ejemplo de dicha transfiguración. Barbie sitúa en el ámbito galerístico dos grupos de varas de acacias que se alzan en verticales hasta los dos metros de altura (ocupando cada conjunto un área de 60 cm de diámetro). Lo peculiar de esta obra es que cada una de estas varas ha sido previamente plastificada. Que el término cosecha se repita dos veces en el título de la obra remite a la separación que sufre lo natural de su espacio originario: en primera instancia se arranca la rama del árbol y, en segundo lugar, se recubre de plástico. Es significativo que dicho material sintético se obtenga mediante la multiplicación artificial de los átomos de carbono de compuestos orgánicos, como también qué arte y artificio compartan una misma raíz léxica. Nada mejor que el plástico, incluso si es empleado de forma casi imperceptible, como le ocurre a esta pieza, para ejercer su naturaleza el poder dominador del ser humano.
Iria Candela