Las piezas de María Xosé Díaz (Catoira, Pontevedra, 1949) encuentran su equilibrio en la convivencia entre materia y espacio. La búsqueda de nuevos materiales y la interpretación de los mismos mantiene a la artista inmersa en una constante investigación, cuyos adelantos observamos en cada serie. En 1996 idea sus primeras «cajas de luz», esculturas en la que la luz, como su propia denominación indica, adquiere mayor presencia, incrementando el juego de contrastes y planos, además de conferir a sus obras cierta autonomía respecto del espacio circundante. Las investigaciones con la luz se materializan por vez primera en la serie S/T, en la que también se reivindica el detalle y el cuidadoso quehacer. Simboliza un momento clave, un afianzamiento en el trabajo de la creadora, basado desde principios de los noventa en la conjunción de materiales orgánicos e industriales y la superposición de planos; y todo ello a partir de un componente geométrico convertido en una suerte de cimiento. El material translúcido que forra cada elemento nos permite intuir un instante congelado, difuminado en la sombra, atrapado en el espacio acotado. Un espacio que nos remite a los «contenedores», piezas geométricas delimitadas espacialmente en las que la artista esconde sus secretos (mica, conchas, papel,cáñamo...) y que son el punto de partida de la propia serie. Al incorporar la luz en su interior, enfatiza cada elemento y potencia la sucesión del mismo, reincidiendo en la idea de la geometría como principio. Cada contenedor está poblado de símbolos para, a modo de viñetas, narrar un pasaje, entre abstracto y figurativo, entre material y espiritual. En este juego de contrarios se encuentra la definición de las piezas de María Xosé Díaz: poéticas siempre evocadoras. Los distintos planos, el espacio avivado por los juegos de luces y sombras, la geometrización del ambiente y la referencia continua a la naturaleza se combinan para producir un efecto atemporal y un deseo de profundizar en el descubrimiento del paisaje que se esboza. Aludiendo al lugar en el que se ubican sus creaciones, se nos sugiere un mundo más allá del físico: entre la materia y el espacio. María Xosé Díaz, escultora, nunca se ha alejado de su devoción por la pintura, aludida sutilmente en cada motivo y en cada ciclo.
Agar Ledo