Se trata de un cuadro de temática bíblica, El juicio de Salomón, en el cual dos mujeres se disputan la maternidad de un niño y acuden al rey Salomón, famoso por su carácter justo y equitativo, para que resuelva el conflicto.
Se trata de un cuadro de temática bíblica, El juicio de Salomón, en el cual dos mujeres se disputan la maternidad de un niño y acuden al rey Salomón, famoso por su carácter justo y equitativo, para que resuelva el conflicto.
Se trata de un cuadro de temática bíblica, El juicio de Salomón, en el cual dos mujeres se disputan la maternidad de un niño y acuden al rey Salomón, famoso por su carácter justo y equitativo, para que resuelva el conflicto. La solución que les da el rey es repartir el niño cortándolo a la mitad. Una de las mujeres accede, pero la otra prefiere renunciar a él antes que tomar esta solución. Por este gesto, Salomón reconoce la maternidad de ésta que renuncia al niño antes de quitarle la vida. En la pintura se representa el momento en que la madre verdadera coge al bebé en brazos, mientas que la otra mujer (en la derecha) estaba preparada, con el cuchillo en la mano, para cortar al niño sobre un tronco de árbol que aparece a sus pies.
Díaz Pardo hace un estudio del desnudo femenino en este cuadro, influido tanto por Rubens y sus mujeres de carnes prominentes y curvas sinuosas, como por los renacentistas venecianos Tiziano y Tintoretto, que se vislumbran no de un modo evidente, sino en la facilidad y dominio de las formas y la técnica. En este ejemplo la pintura está sometida al dibujo mediante una línea que marca los contornos. El detallismo de los rostros se pierde en sus anatomías, ya que los músculos no aparecen definiendo los cuerpos redondeados. El contexto en que se encuadra la escena es representado sintéticamente mediante tres elementos: la piedra bajo el pie de la mujer, el tronco partido y el árbol, mientras que el resto del fondo se difumina mediante pinceladas gruesas.