André Lhote dio sus primeros pasos en el mundo del arte en su ciudad natal, especializándose en escultura decorativa con fines industriales. No obstante, su pasión era la pintura y en 1905 abandono la casa familiar para dedicarse por completo a ella. En 1909 obtuvo una beca para una estancia en Villa Medicis Libre, una residencia para artistas situada en el departamento del Eure por la que también pasaría el pintor Raoul Dufy (1877 – 1953) y, gracias al contacto con otros artistas y a las exposiciones que visitó en estos años (que le permitieron conocer la obra de Cézanne y Gaugin, entre otros), su arte se orientó hacia la vanguardia.
En 1911 fijó su residencia en París, donde en 1912 participó en la célebre exposición cubista de la Selection d´Or celebrada en la Galerie La Boetie. En esos años sus investigaciones plásticas se orientaban hacia el cubismo sintético y sus investigaciones teóricas cuajaron en el totalitarismo. Como casi todos los artistas que trabajaron vinculados al cubismo, pasados unos años, su arte tomo otro rumbo, en su caso, dirigido hacia la figuración, aunque sin perder nunca de vista la lección cubista. Además de su actividad pictórica, desarrolló una importante labor como pedagogo y ensayista. Desde el comienzo de su carrera Lhote compaginó su trabajo en el estudio con su labor como profesor, al principio para ganar dinero y sufragarse su carrera, pero más adelante por verdadera pasión; prueba de ello es la fundación en 1925 de su propia academia, donde tuvo como alumnos, entre otros, a Henri Cartier-Bresson (1908-2004), Tamara de Lempicka (1898-1980), Tarsila do Amaral (1886-1977) y Hans Hartuyng (1904-1984) entre otros. Lhote es también autor de ensayos y conferencias sobre arte, entre los que destacan sus artículos publicados entre 1919 y 1940 en La Nouvelle Revue Française, el Tratado del paisaje (1939) y el Tratado de la figura (1950).