Por su temática, Odalisca es una obra muy particular en la trayectoria de Federico Madrazo, marcada, por la presencia mayoritaria del retrato y por su escaso interés por el desnudo. Además, es una de las pocas obras de temática orientalista que realizó. No obstante, el cuadro mantiene todas las características de la obra de Federico Madrazo, en la que prima la elegancia sobre la sensualidad. Recostada sobre un almohadón, la mujer presenta el torso descubierto pero cubre pudorosamente su pubis con un paño, que ha sido cuidadosamente descrito por Madrazo. Al representarla dormida, ha prescindido del juego de miradas misteriosas y del erotismo que suele aparecer en las odaliscas de Ingres el más claro antecedente de la obra. El pintor ha situado la escena en una habitación que, al fondo, se abre mediante dos arcos de herradura a un jardín en el que hay un pavo real. La presencia del ave, además de ahondar en la idea del exotismo presente en la obra, alude, según la tradición iconográfica a la pureza. Este hecho, sumado a la falta de sensualidad y erotismo de la odalisca, ha llevado a algunos autores a interpretar esta obra como una alegoría a la “pureza, autenticidad y verdad en contraposición al artificio, hipocresía y mentira”