La Sabina, realizada por Martín Chirino para la sede de Afundación Galicia Obra Social ABANCA en Ferrol, es un compendio de la escultura del creador canario. Realizada en hierro forjado, material omnipresente en su producción y al que logró sacar el mayor partido, esta obra es una muestra del gusto de Chirino por el arabesco y la línea curva, representada en los meandros y las espirales, máximas expresiones de su hacer. La escultura de este artista se caracteriza por la ductilidad del material, que se convierte en sus obras en una serpentina ligera, e incorpora el espacio y el aire a sus composiciones.
Las creaciones de Chirino son a menudo una abstracción de lo vivido, de su cultura y de sus raíces. El mundo guanche y las tradiciones africanas han sido recogidas y filtradas por el artista, convirtiéndolas en materias universales. La Sabina es un ejemplo de esta forma de trabajo. Se trata de una variedad de enebro propia de las regiones meridionales, que se caracteriza por su tronco rojo y hojas afiladas. Sus ramas, se extienden en paralelo al suelo, crecen al borde del mar, y sus formas dependen del viento -otro componente clave de las obras de Chirino- que las modela a su antojo. Es por esto que la Sabina presenta una forma aparentemente desequilibrada, anclada al suelo mediante un tronco retorcido, pero firme y sólido, mientras que las ramas, volutas plegadas, se desarrollan en planos paralelos marcando la direccionalidad de la pieza. Todo en esta pieza es armonía, progresión y orden, determinados por el ritmo suave de las curvas y contra curvas del hierro. La Sabina está en relación con otros "árboles" que Chirino ha realizado en los últimos años. En ellos encontramos siempre la impresión de dinamismo, reflejo del azote del viento o del movimiento implícito del crecimiento vital, representado como una sensación de expansión en el espacio.