Las obras más características de Susana Solano son sus esculturas a base de piezas de plomo y hierro. Desde los años noventa se completan con el empleo de malla metálica, que, según su textura y grosor, manipula como si de un tejido se tratase. El resultado son piezas altamente sensoriales, fundamentadas en el tacto, y que se disponen por el espacio expositivo apelando a una percepción total. A la hora de realizar sus obras, Solano recurre a sus vivencias cotidianas y a los objetos de nuestro día a día, que son asimilados, reinterpretados y convertidos en esculturas.