Symetrie á triangle herissé, es otro ejemplo de la investigación de Leopoldo Nóvoa hacerca de las calidades de la materia, su aplicación sobre la superficie del soporte y su capacidad para generar espacio y efectos de luz. Partiendo de una obra monocroma en blanco, el artista introduce elementos que aportan color y tridimensionalidad a la misma. Nóvoa concibe el soporte de la obra como elemento de su investigación plástica, y le concede plena autonomía para desarrollar una superficie que ya, no es plana sino que llega a superar los límites del bastidor. Trabaja el soporte por sus dos lados, exterior e interior, e introduce la espacialidad en las obras. El espacio se presenta como accidentes en el soporte, que son, además los emisores de los efectos de luz y los cambios de tonalidad. La luz sigue siendo la gran protagonista, dotando de vivacidad a cada cuadro. Esencialmente, los cuadros de Nóvoa se pueden reducir a materia que juega con espacio y luz. La anécdota desaparece, llevándose con ella toda referencia, interior, exterior, física o psíquica. Sólo hay una recreación metafísica del espacio, basada en la interacción de la pintura y la arquitectura, en relación de continuidad. Es decir, la tridimensionalidad nos abre posibilidades hacia el exterior y tanto las tensiones sobre la tela, como las formas que rompen el marco del cuadro, son un intento de sobrepasar la superficie pictórica e incorporarse al espacio que les rodea. En este sentido, conceptualmente está cercano a la "obra abierta de Fontana".