Interesado en el Expresionismo Abstracto americano, su pintura figurativa comienza siguiendo la influencia de F. Bacon, para evolucionar posteriormente hacia una obra rica en referentes locales que conjugan la tradición gallega con la modernidad. En sus primeras obras las figuras gozan de una definición que se diluye en ejemplos posteriores a la vez que los colores pierden brillo. La influencia del expresionismo se traduce en pinceladas veloces y gestuales, mientras la obra de Bacon lo empuja hacia una figuración distorsionada que se hace especialmente elocuente en las figuras humanas. En Presenzas namoradas do Candán, como en el resto de personajes de su serie Presenzas, a la que pertenece esta obra, Moldes representa a seres ambiguos, distorsionados, dotados de cuerpos dislocados y en los que la máxima expresividad, se aprecia en los ojos y la boca. Su inspiración procede del expresionismo abstracto de Willem De Kooning, que se completa con una serie de símbolos propios de la obra de este artista: círculos y espirales, que relaciona con el culto a la luna, reforzado por el predominio del azul en la composición. Las tonalidades azules, que dotan de nocturnidad a la obra, contrastan con la blancura fantasmal de estos personajes, exagerando, aún más la expresividad de los mismos. La pincelada es nerviosa, y junto con la luz y el color, conforma una escena ambigua, cargada de ternura, en donde dos extraños enamorados se abrazan, rodeados por un paisaje y envueltos de un simbolismo, que se convierten en testigos mudos del acontecimiento.