Cama amarela para transplante de suicidio es una instalación de gran formato que se encuadra dentro de sus “trasplantes”, en este caso basados en la localización de esencias e instintos, iniciada en su época en Nueva York. Detrás de esta obra un amplio proceso de investigación del color, donde en el que la artista asocia a cada obra una gama distinta, buscando provocar sensaciones. En este caso influye por una parte la tensión que se transmite desde el monocromatismo imperante en la obra, así como la intensidad de la tonalidad amarilla, que la artista siempre relacionó con la locura. Vemos también en ella reminiscencias a espacios, a mobiliario. La cama, elemento recurrente en su obra (Construindo o descanso verde 1998 o Cama vermella para entorno natural 2003) es algo que la artista relaciona con la creación de un espacio íntimo, personal…