Su obra alude a un mundo de modernidad entendido desde todos sus sentidos: la ciudad y su relación con el hombre, la industria, el mecanicismo, la tecnología y la novedad. Miquel Navarro trabaja con materiales que no hacen referencia a la naturaleza, como podrían ser la piedra, la madera, sino que acude a los más industriales. Ni siquiera usa el hierro forjado artesanalmente por los herrero, sino que acude a materiales que solo pueden ser tratados industrialmente - como el cinc, el acero, el bronce- que, incluso, muchas veces pinta con brillantes colores como el azul, el rojo, el amarillo, que dan a sus esculturas un aspecto más sofisticado. En Caja sobre techo Miquel Navarro ensambla unas piezas geométricas puras -barras y cilindros-, como las que se fabrican en los talleres metalúrgicos y que se usan generalmente para fines industriales. La escultura tiene un apariencia antropomórfica que queda reducida a su mínima expresión, a sus mimbres estructurales, al igual que los arquitectos racionalistas de principios del siglo XX eliminaban el ornamento para concentrarse en elementos estructurales, el escultor valenciano resalta la belleza de las barras industriales que construyen esta pieza.
Texto extraído de: GARCÍA LUSA, S. (coord) (2008) Colección Arte XX, Museo de Bellas Artes de Bilbao [p. 146]