Poeta y pintor, Albert Rafols-Casamada comienza a estudiar arquitectura, rama que abandona para dedicarse de lleno a las artes plásticas. En 1950 se instala en París durante cuatro años gracias a una beca, lo cual cambia su percepción artística. Se indocue en los lenguajes postexpresionistas y figurativos, para posteriormente evolucionar hacia la abstracción.
Su obra ha sido galardonada con premios tan notables como el Premio Nacional de Artes Plásticas o el de Nacional de Artes Visuales de Cataluña.