Alberto Carneiro fue uno de los escultores de mayor proyección artística, dentro y fuera de su país. Empezará su trayectoria siendo muy joven, dedicándose a la imaginería desde los 10 hasta los 21 años en un taller, para posteriormente diplomarse en la escuela de Belas Artes de Oporto completado con estudios de postgrado en Saint Martin’s School of Art de Londres. Fue becario de la Fundación Gulbenkian y recibió una beca de investigación para estudiar las formas y procedimientos estéticos resultantes del aprovechamiento de la tierra. Ha ejercido la docencia en el Círculo de Artes Plásticas de la Universidad de Coímbra, en la Escola de Belas Artes de Oporto, y en la Facultad de Arquitectura de la Universidad de Oporto. En 1976, participó en la bienal de Venecia y en 1991 el Centro de Arte Moderna y la Fundación Calouste Gulbenkian, organizaron su primera exposición antológica. Su obra está representada en grandes colecciones como la Fundaçao Serralves, el Museu Forma Viva, F.R. Weisman, así como esculturas en espacios públicos de Eslovenia, Sao Tirso, Porto, Lisboa o Ecuador. Ha ganado premios como el Nacional de Escultura Portuguesa de 1968, el Premio Nacional de Artes Plásticas de 1966 y la Medalla de Oro del Infante D. Enrique en 1994.
La obra de Alberto Carneiro toma como elemento de referencia la naturaleza, recuperando y plasmando un mundo de sensaciones en el que se perciben las formas orgánicas de las plantas o los árboles. Su obra es producto de un trabajo minucioso y lento que a través de la talla y la manipulación de la materia, entra en contacto con la piedra o en un proceso por transmutar su forma. Frente a la fría regularidad de los productos industriales, Carneiro nos hace ver que la materia natural es sensitiva.