Tras una visita al Museo del Prado donde descubre la pintura, decide matricularse en la Facultad de Bellas Artes de Pontevedra. En los últimos años de su formación comienza a realizar sus primeras obras abstractas que definirán el carácter de su futura trayectoria artística. Comienza utilizando los elementos espaciales como puntos de referencia confiriéndoles protagonismo en su obra. En su primera etapa utiliza el borde del cuadro como punto de partida empleando la técnica del goteo, creando también espacios vacíos como elemento fundamental. Sus primeras exposiciones individuales en la galería Rayuela en Madrid y la galería Sargadelos en Santiago, suponen un despegue en su carrera que lo introduce definitivamente en el panorama artístico de la época. En esta época su influencia más clara es el artista Lucio Muñoz. Álvaro Negro formará parte del equipo que colabora en la realización de un gran mural que el consagrado artista lleva a cabo en el Hemiciclo de la Asamblea de Madrid. Esta colaboración supone para Álvaro Negro una aproximación a una paleta propia de la pintura española que inspirará sus siguientes creaciones. En esta nueva etapa experimentará con la idea de claroscuro jugando con la luz y los acabados. Continúa exponiendo como en la Galería Marisa Marimón en Ourense y su estilo evoluciona hacia una gama cromática variada. Utiliza nuevos soportes para desarrollar su obra como aluminio, espejo o cajas de luz. Estos nuevos elementos convierten su obra en un nuevo proceso escultórico donde el propio material le ofrece un juego de luz y reflejo enriqueciendo el resultado.
Recibe una beca para realizar un posgrado en Saint Martins College of Art en Londres. Esto supone un momento crítico en su trayectoria ya que deja de pintar para centrarse en la creación digital. Desarrolla su obra a través del video lo que le permite continuar experimentando con las propiedades de la luz.
Vuelve a la pintura utilizando el espejo como soporte y comienza a integrar la arquitectura en su obra creando instalaciones que transforman el espacio en las galerías portuguesas Carlos Carvalho y Mario Sequeira. Y tras esta etapa se centra de nuevo en el video y la fotografía inspirado por su experiencia en Berlín durante un año madurando lo aprendido en su etapa londinense. De esta etapa surge un proyecto que expone en el Museo de Arte Contemporáneo Gas Natural Fenosa en A Coruña y en Carpe Diem en Lisboa. Su obra toma unos rasgos autobiográficos documentados a través de la imagen y la palabra.
En sus últimos años Álvaro Negro amplió su variedad de soportes creando sobre los habituales y otros nuevos como la arpillera o el granito intercalando obras de gran y pequeño formato. Sobre todo, Álvaro Negro ha venido centrándose últimamente en el paisaje, especialmente en Monteagudo que se encuentra en un pueblo del interior de Galicia.