Gutiérrez Solana ingresó con catorce años en la Escuela de Bellas Artes de San Fernando de Madrid, donde se interesó especialmente por las clases de anatomía. Durante años frecuentó la tertulia del Nuevo Café de Levante, donde conoció entre otros, a Baroja, Valle Inclán, Zuloaga y Romero de Torres. En 1909 se instaló en Santander –lugar de origen de su familia- donde permanecería hasta 1917. A su regreso a Madrid, fue habitual su presencia en la tertulia del escritor Ramón Gómez de la Serna en el Café Pombo, que representaría en uno de sus más famosos lienzos. En 1920 publicó su libro La España negra –que dedicó a su gran amigo Gómez de la Serna-, que recogía sus andanzas por diversos pueblos y ciudades de España. Como pintor, participó regularmente en las Exposiciones Nacionales de Bellas Artes (donde, en 1922, obtuvo la Primera Medalla), los Salones de Otoño o la destacada exposición de Artistas Ibéricos (1925). Para entonces, consagrado ya en España como pintor y escritor, comenzó a exponer en el extranjero, adquiriendo su obra un reconocimiento internacional. En 1937 se trasladó a París, donde permaneció hasta el final de la Guerra Civil. A su regreso a Madrid, ya en la última década de su vida, continuó pintando y escribiendo de forma activa y cosechando numerosos permios.
La pintura de Solana, como sus escritos, sufrió una fuerte y dramática influencia de la Generación del 98, de las Pinturas negras de Goya, y de sus experiencias personales recogidas en sus andanzas por las zonas más marginadas de las ciudades –arrabales, burdeles, comedores de pobres, cementerios, sanatorios, etcétera-. Su reveladora novela La España negra tuvo su respuesta plástica en una amplia producción artística, ya fuera a través de óleos, ya de dibujos y aguafuertes. En ella recordamos a El Greco, a Valdés Leal o a Goya. Su pintura conjuga la miseria y la fealdad con lo grotesco, y presenta un peculiar y personal estilo pictórico donde incluso las escenas populares -como las procesiones y fiestas populares- también fueron representadas bajo la dura y sombría visión que el pintor tenía de su país.