Martín Chirino, «el escultor que vio el viento», como lo definió Bob Kaufman en un poema, es uno de los artistas más destacados del panorama español de las últimas décadas. Nació en Las Palmas de Gran Canaria en 1925, y su primer contacto con el metal le viene del negocio paterno, los astilleros Blandy Brothers, en los que trabajó entre 1942 y 1944. En 1948, se trasladó a Madrid para estudiar en la Escuela de Bellas Artes de San Fernando, completando su formación en Italia y las ciudades que encabezaban la vanguardia artística europea: París y Londres. De vuelta a Canarias creó junto a Manuel Millares un grupo con el propósito de revisar y renovar el arte autóctono canario. Con este propósito comenzó a experimentar en el campo de la abstracción, con la serie «Reinas negras», donde presenta influencias del arte africano y del surrealismo. En 1957 ambos artistas se trasladaron a Madrid, donde se integraron en el grupo El Paso. En 1967 viajó a Estados Unidos, donde instaló un taller cinco años más tarde, que lo llevó a alternar su residencia entre este país y España. Entre 1983 y 1990 presidió el Círculo de Bellas Artes de Madrid, y de 1989 a 2002 es director del Centro Atlántico de Arte Moderno de las Palmas de Gran Canaria.
Su obra se fundamenta en el trabajo con hierro forjado al que exprime todas sus posibilidades en piezas monumentales en las que predomina la forma curva, traducida en imposibles estructuras ondulantes que introdujo en 1960 en su obra El viento. Desde entonces, la espiral y los ritmos helicoidales no han abandonado su trayectoria. El mar, el viento y las espirales son constantes en la escultura del canario. Actualmente, trabaja el tema de los árboles, del que es exponente la obra realizada para la sede ferrolana de Afundación, La Sabina. Actualmente integrada en la Colección de Arte ABANCA, representa un árbol típico de la isla del Hierro.
Cuenta en su haber con una importante cantidad de galardones: Bienal de Budapest; Premio Nacional de Artes Plásticas; el Premio Canarias de Artes Plásticas; la Medalla de Oro a las Bellas Artes; el Premio Nacional de Escultura de la CEOE; la Medalla de Honor del Círculo de Bellas Artes de Madrid, o el más reciente Tomás Francisco Prieto de Medallística. En el año 2014 es nombrado académico de honor en la Academia de Bellas Artes de San Fernando, dentro de la sección de Escultura, y su obra está repartida por todo el mundo, destacando las numerosas piezas que se exhiben en los Estados Unidos.