Max Ernst

Brühl, Alemania, 1891 – París, 1976

Los primeros años de la vida de Max Ernst discurrieron junto a su padre, maestro de sordomudos, pintor aficionado y católico estricto. Ernst se matriculó en la Facultad de Letras en Bonn y comenzó a realizar sus primeras obras. Tras la Primera Guerra Mundial se adhirió al movimiento dadaísta, el cual surgió en Zúrich en 1916 precisamente como un acto de denuncia no-racional frente a una civilización que fue capaz de llevar a la humanidad a semejantes catástrofes.

En 1921 André Breton lo invitó a exponer sus obras en la librería Au sans pareil  de París, y, animado por el sincero apoyo, se trasladó a Francia en 1922, donde entró ilegalmente con el pasaporte del poeta surrealista Paul Éluard. Debido a su nacionalidad alemana,  su situación en París fue precaria; tuvo que realizar todo tipo de trabajos y tan solo podía pintar los domingos. No obstante, expuso en 1923 en el Salón de los Independientes, con una muy buena acogida de los futuros surrealistas; fue miembro fundador del movimiento, y participó en la mítica exposición en la Galerie Pierre de 1924. Se convierte en uno de los pintores más importantes del movimiento, hasta que, en 1938, fue expulsado al secundar a Paul Éluard en sus diatribas con Breton. Con el comienzo de la Segunda Guerra Mundial fue víctima doblemente: primero como alemán en Francia antes de la toma de París, y después como disidente alemán para los Nazis. Escapó hacia Nueva York en compañía de Peggy Guggenheim, con quien se casó al poco tiempo. Allí conoció a la pintora Dorothea Tanning, que se convirtió en su nueva mujer, y se trasladaron a Arizona. En 1953 regresó a Francia, donde residió y trabajó hasta su muerte.

Max Ernst es uno de los grandes artistas del siglo xx, inventor de técnicas, como el frotagge y el gratagge. Su obra no posee un solo lenguaje plástico, ya que siguió una trayectoria plástica fruto de un alma inconformista que busca nuevos medios de expresión para plasmar sus inquietudes.

Algunas de sus Obras