Colección Bibliográfica

La colección de ABANCA

Los incunables de la colección que se presentan se imprimieron mayoritariamente en Alemania, o su área de influencia, e Italia, más de la mitad de la colección. Sólo dos están impresos en Francia, concretamente en Lyon. Ninguno de los ejemplares de la colección está impreso en España, aunque sí encontramos obras de autores españoles.

Después de Maguncia, las ciudades de Estrasburgo y Bamberg y posteriormente Colonia, Nuremberg, Augsburgo, Leipzig, en resumen, las principales ciudades alemanas, van a ser las siguientes en disfrutar de instalaciones de imprenta. Muy poco tiempo después, en 1464, dos impresores alemanes, Konrad Sewynheym y Arnold Pannartz acuden al monasterio de Subiaco, cerca de Roma donde imprimen para el cardenal y abad del monasterio el español Juan de Torquemada.

Esta trayectoria, Alemania – Italia es la reflejada en la colección. De los impresos alemanes destacan por su número los salidos de la imprenta de Martín Flach, en Estrasburgo, se trata de ediciones casi contemporáneas en algunos casos de sus autores. Son obras de devoción de autores consagrados, sucede así con el Confessionale «Defecerunt» de San Antonio de Florencia.

Antonio de Florencia, Antonio Perozzi en el siglo, fue un dominico considerado como uno de los renovadores de la teología moral. Fue superior de los conventos de la Orden de Predicadores de Roma, Gaeta, Pisa y Florencia, y el asesor del Papa Nicolás V para asuntos de estado. Fue canonizado santo en 1523. Del Confessionale se hicieron numerosísimas ediciones en el mismo siglo XV, en España la obra conoció ediciones desde 1492 en Burgos, Sevilla y Zaragoza, las primeras ediciones en lengua vernácula se imprimieron en Toledo en 1511 y 1513. En la colección ABANCA constan dos ediciones, 1490 y 1499 (números 31 y 35).

La obra es importante desde el punto de vista social porque incluye la distinción sobre cómo han de predicar los clérigos la confesión según la profesión o la categoría social del penitente, doctores, comerciantes, carniceros, actores, químicos, abogados, orfebres, etc.

De Estrasburgo encontramos también otra obra destacada, por su autor y por su impresor (número 40) Se trata del Antidotarius animae de Nicolás Saliceto o Nicolaus Wydenbosch. Nicolaus Wydenbosch, nacido en Berna y doctor en medicina por la Universidad de París, fue más tarde Abad del Monasterio cisterciense de Baumgartenberg donde murió en 1493. Fue también uno de los teólogos más relevantes del siglo XV El impresor de la obra, Johannes Grüninger, fue uno de los primeros en emplear la impresión a dos tintas, utilizando el color rojo para titulillos y capitales, en colocar una falsa página de título que no puede considerarse todavía como portada, y fue también uno de los impresores que más utilizó la ilustración en sus impresos mediante el empleo de planchas xilográficas.

De las obras impresas en Nuremberg (números 2, 15 y 22) sobresalen sin duda las dos salidas de las imprentas de Creusner y Sensenschmidt (números 2 y 22). Ambos impresores figuran con justicia en la nómina de la historia de la imprenta. Friedrich Creusner ha sido considerado como, si no el inventor, el más temprano en la utilización de la letra bastarda, más fácil de lectura y comprensión que la gótica tradicionalmente empleada en los impresos alemanes. La letra de Creusner, conocida con el nombre de «Schwabacher» fue muy empleada y conoció enseguida una amplia difusión.

Johannes Sensenschidt es conocido como el gran impresor especializado en la edición de libros litúrgicos. Sensenschidt empezó su trabajo como impresor en Nuremberg hacia 1469, desde 1479 trabaja durante unos años en Bamberg volviendo después a Nuremberg. No era solamente orfebre como muchos de sus compañeros de oficios sino «maestro de las artes gráficas» lo que significa probablemente su paso por la Universidad. A él debemos las primeras impresiones, extraordinariamente cuidadas, de los Misales de Ratisbona, Freising y Augsburgo. Es también uno de los impresores que desde muy pronto comienza a incluir su marca en las obras que produce consistente en dos guadañas cruzadas

Las obras salidas de las imprentas francesas fueron mucho menos numerosas que las ediciones alemanas e italianas, pero fueron, sobre todo en un principio, los impresores alemanes los que se encargaron de su realización.

Los dos impresos franceses de la colección (números 17 y 23) son dos ediciones de la literatura clásica, Terencio y Cicerón, o pseudo-Cicerón si se tienen en cuenta las obras atribuidas al conocido orador Cicerón es con diferencia el autor latino más representado del siglo XV, sobre todo las Epistolas ad familiares, la Rethorica, aunque considerada como un pseudo-Cicerón no fue por ello menos apreciada, sobre todo fuera de Italia. El ejemplar de la Rethorica de la colección se debe a los impresores Jacobinus Suigus y Nicolaus de Benedictis De Suigus se conocen sus trabajos en Turín, Benedictis trabajó más para Lyon, ambos emplearon y usaron la conocida y extendida «marca veneciana», el círculo partido con doble cruz que, aunque con numerosas variantes, fue empleado por un gran número de imprentas en Francia.

Terencio fue también uno de los autores clásicos más populares a la hora de la impresión de sus obras. La edición de las Comedias con el comentario de Guido Juvenalis en 1493 impresor Johan Trechsel, editada por Jodocus Badius, es considerada como la obra más importante en cuanto a la ilustración de libros publicada en Lyon en 1498, autor de las estampas por el incluidas en la obra Historias e conquestas dels reys d’Aragó, impresa en Barcelona en 1534. Este último Juan de Vingles es también conocido por los espléndidos grabados, según los dibujos de Juan de Iciar, que adornan la Orthographia Practica publicada en Zaragoza por Juan de Nájera en 1548.

La imprenta en Venecia llegó a alcanzar casi ciento cincuenta talleres, se calcula que de ellos salieron unas 4.500 obras. Los impresores venecianos fueron ejemplares no sólo en la experimentación y creación de nuevos tipos de impresión sino también en la forma de explotación y organización comercial de sus talleres.

Los incunables venecianos constituyen el grueso de la colección que se presenta (números 3, 4, 5, 6, 7, 9, 10, 11, 12, 13, 18, 19, 20, 27, 32, 33, 38, 39, 41 y 42).

Son todos ellos una muestra de los mejores impresores y son también, por ello, ediciones muy cuidadas. Entre los autores de las obras editadas se encuentran los nombres de los autores hispánicos más editados durante los siglos XV y XVI, Silio, Itálico, Paulo Orosio, Séneca, San Vicente Ferrer Siguiendo la tradición alemana en las obras de carácter litúrgico encontramos el predominio de la letra gótica, siendo la letra romana la empleada en los textos de carácter humanístico.

Los impresos italianos destacan también por los comentaristas de las obras, comentaristas que no puede decirse que fueran prolíficos en obras de su propia autoría pero que actuaban como si los editores literarios de hoy en día se tratara. A veces estos comentaristas fueron muy temidos por sus escritos en contra de sus «enemigos literarios», este puede ser el caso de Dormitio Calderini, comentarista de las Sátiras de Juvenal en la impresión de Venecia de 1491 (número 9).

Resulta muy difícil resaltar en las ediciones de Venecia unas sobre otras. Destacaremos: sin embargo algunas, así volvemos a encontrarnos entre los impresos venecianos con Cicerón las Epistola ad familiares en una preciosa y cuidada edición de Simón Bevilaqua, y con Aulo Persio Flaco y sus Sátiras impresas por Johannes de Indino, o la Summa de exemplis de Johannes de Sancto Geminiano, impresa por Johannes y Gregorius de Gregoriis, impresores conocidos por la abundante utilización de xilografías en sus ediciones, una preciosa muestra de ellas son las ilustraciones que emplearon para el Fasciculus Medicinae de Johannes Kethan. Estos dos impresores se caracterizan también por alejarse en su marca del modelo veneciano, empleando sólo la cruz o la doble cruz pero sin la característica esfera empleada por la casi totalidad de los impresores de Venecia.

A resaltar también la edición de Franz Renner del Sermonatrium de peccatis (número 18). Franz Renner es conocido por haber empezado desde muy pronto, 1475, a utilizar los números arábigos como números de página en los impresos litúrgicos. Bartolomeo de Saxoferrato, el más importante comentarista y erudito italiano de derecho del siglo XIV se nos muestra en otra preciosa edición, temprana, 1479, salida del taller de Johnnes de Colonia y Johannes Manthen. De los textos de Saxoferrato, que buscaban la conciliación del Corpus luris con el derecho consuetudinario vigente en las ciudades italianas, se hicieron numerosas ediciones durante el siglo XV.

Encontramos finalmente la edición veneciana de uno de los impresores más relevantes del siglo, Erhardus Ratdolt, se trata del Chronicon de Eusebio de Cesarea impreso en 1483. Con letra romana a línea tirada y gótica a doble columna, impresión a dos tintas y capitales floreados de varios tamaños.

Erhardus Ratdolt, impresor de Augsburgo, trabajó en Venecia entre los años 1476 y 1486 siendo el continuador allí de la obra de Johannes Regiomontano. En 1486 volvió a su ciudad natal, Augsburgo, convirtiéndose en uno de los impresores más importantes, sobre todo de obras litúrgicas. De su maestro Regiomontano aprendió y usó las iniciales xilográficas, como las del ejemplar del Chronicon, diseñadas por su compatriota y socio Bernhard Pictor. Son mayúsculas de letra romana entrelazadas con arabescos, las conocidas como «litterae florentes», que fueron muy imitadas en el resto de Italia. El uso de los colores en la impresión fue también una de sus audacias como artista, llegando a inventar, y usar, una solución de oro que empleó en la dedicatoria al rey Matias Corvino de la Chronica Hungarorum. Ratdolt es el primer impresor que utiliza una portada parecida a la actual, en el Calendarium Regiomontani, impreso en Venecia en 1476, coloca dentro de una orla renacentista el título, el autor, los impresores y el año.

Los impresos de Roma (número 24), de la imprenta de Eucharius Silber, constituyen una curiosa colección facticia. Se pensaron para ser vendidos tanto separados como conjuntamente, al menos los tres primeros como lo indica el prologuista Sulpitius Verulano, «Tres de ea re scriptores egregios quos nuperrime recognovi: Vegetium: Aclianum: et Frontum simul coniuxi», cada uno de los impresos tiene su propio colofón. Son cuatro tratados sobre arte y tácticas militares, sobre reclutamiento y preparación de tropas, instrucciones para la fortificación de campamentos e incluso sobre tácticas de los ataques por mar. Vegecio hace la descripción de lo que podría ser el origen de las estrategias de inmersión marina.

De la imprenta de Eucharius Silber salieron un gran número de impresos de breve extensión, fundamentalmente de oraciones fúnebres, sermones de circunstancias y panegíricos. En la Biblioteca de la Universidad de Santiago se conserva una curiosa obrita de esta imprenta, el Panegírico del Triunfo de Granada, Panegyris de Triumpho Granatensi, que anuncia la conquista de Granada dos años antes de que ésta se produjera. Las alabanzas, a veces exageradas, a reyes y gobernantes han sido algo usual a lo largo de la historia.