A farsa

Las carnavaladas, marionetas y farsas son algunos de los temas recurrentes en Laxeiro ya desde su primera etapa de los años treinta. A finales de los cincuenta y, especialmente, a lo largo de los años sesenta, se sirve de estos temas para mostrar su particular visión tragicómica de la vida.

  • Laxeiro (José Otero Abeledo)
  • 1968
  • Pintura
  • Óleo sobre lienzo
  • 483
  • 81 x 100 cm
  • Colección de Arte ABANCA

 Las carnavaladas, marionetas y farsas son algunos de los temas recurrentes en Laxeiro ya desde su primera etapa de los años treinta. A finales de los cincuenta y, especialmente, a lo largo de los años sesenta, se sirve de estos temas para mostrar su particular visión tragicómica de la vida. Para ello parte de un expresionismo inspirado en las pinturas negras de Goya y en las obras críticas de Solana, llenándolas de una ironía y un humor herederos del esperpento valleinclanesco y los relatos fabulosos de Cunqueiro1. Compositivimante, se trata de una obra que mira hacia el barroco, inspirándose directamente en la Ronda de noche de Rembrandt, lienzo del que toma la disposición de las figuras, y al que une el abigarramiento de Goya en las pinturas de la Quinta del Sordo. La deshumanización de los personajes y su incosistencia, les hace parecer peleles, al igual que a algunas figuras de Solana. Laxeiro crea un mundo metamorfoseado para dar alas a su subconsciente y criticar "las ridiculeces y desatinos del hombre contemporáneo"2. Sin embargo, la crítica del gallego no es atroz como la propia del expresionismo, sino que se tiñe de cierta ingenuidad y ternura infantil, derivaba de su amor por la tierra y las tradiciones populares gallegas.

   
1 Cfr. CASTRO, X.A., en  Historia e Arte na casa grande do pozo (catálogo), Fundación Caixa Galicia, A Coruña, 2002. 

2 Ibídem.