Aeropuerto se compone de seis piezas de fotografía en blanco y negro donde retrata a personajes anónimos que transitan por los pasillos de un aeropuerto cualquiera, captando la fugacidad del tiempo remarcada por la falta de nitidez que presupone un caminar incesante. En la realización de la obra Ana Fernández distingue dos partes diferenciadas. La primera consiste en retratar con una cámara fotográfica gente anónima en espacios públicos, con imágenes raptadas. En la segunda parte del proceso manipula los negativos obtenidos y los monta como si de una secuencia cinematográfica se tratase, tergiversando la realidad y evitando que los personajes se vuelvan reconocibles, pero dotando a las imágenes de una coherencia que remite a ambientes reconocibles. En sus propias palabras, la antigüedad de la fotografía se vuelve en portadora de lo real.