Desde 1918, año de su boda con Eva Rodríguez, Francisco Lloréns pasará sucesivas temporadas estivales en Betanzos, localidad por la que siente particular atracción y que pinta reiteradamente en sus composiciones que atienden tanto a rincones singulares de su trazado medieval (entre ellas, su célebre La puerta de las doncellas o Mercadillo de domingo), como a vistas más generales del conjunto urbano al modo de la que comentamos. En su discurso de recepción como académico de número de San Fernando, que versa precisamente sobre el tema Galicia y el paisaje, el propio Lloréns evoca, en junio de 1943, Betanzos en estos términos «Ciudad noble decorada de escudos de armas, tumba de grandes señores y lugar abierto al goce de la contemplación [...]»
En el propio verano de 1918 pintó al menos otras dos vistas generales de esta índole: Entre luces, con A Ponte Nova en primer término, en la que juega ya con el efecto de la luz solar, en este caso del atardecer, sobre los edificios; y Reflejos, actualmente en los fondos del Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía, donde contempla Betanzos desde la ribera opuesta del Mandeo y en cuyas aguas se refleja invertida la imagen especular de la ciudad. En ambas telas el perfil que la villa recorta contra el cielo está culminando de hecho por la silueta distintiva de las torres de la iglesia de Santiago, motivo que cobra mayor protagonismo con la prolongación de la cubierta de la nave central en la tela de 1919, objeto de este comentario. En Amanecer en Betanzos la articulación de los volúmenes urbanos se atiene en lo esencial a lo esbozado en el dibujo preparatorio perteneciente a la colección, aunque amplía ligeramente la panorámica de la ciudad por la izquierda. A diferencia del cuadro, el boceto no detalla ni márgenes ni los personajes que la tela sitúa en la fuga de la calle que dirige la mirada hacia la masa de edificios, personajes de los que se sirve Lloréns para sugerir el despertar de la ciudad a la actividad diaria, en consonancia con el efecto de luz de amanecer que baña las torres, tejados y la culminación de las fachadas en la franja superior de la composición.
Fernando Huici March