En 1973 Mon Vasco obtuvo una beca que le permitió viajar durante un año por África. Este viaje lo llevó a indagar en las formas abstractas, de origen primitivista, tendentes a la geometría y la pureza formal.
En 1973 Mon Vasco obtuvo una beca que le permitió viajar durante un año por África. Este viaje lo llevó a indagar en las formas abstractas, de origen primitivista, tendentes a la geometría y la pureza formal.
En 1973 Mon Vasco obtuvo una beca que le permitió viajar durante un año por África. Este viaje lo llevó a indagar en las formas abstractas, de origen primitivista, tendentes a la geometría y la pureza formal. En Ataque, icluye un material netamente africano: el ébano, que trabaja resaltando las posibilidades estéticas de su superficie, y talla en una obra de perfiles sinuosos de gran elegancia rítmica. Las concavidades de la materia, provocan reflejos lumínicos que determinan y contornean los volúmenes. En esta escultura, de apariencia sutil, el artista logra un resultado efectista e impactante, haciéndola irrumpir como un relámpago invertido que rasga, como un cuchillo, el espacio en que se sitúa.