En 1983 Miquel Barceló realizó una exposición en la galería Yvon Lambert donde conoció a Bruno Bischofberger, quien compró la mayoría de sus obras. 1984, año de esta obra, instaló en su taller en una antigua iglesia de París e inició su serie de telas sobre el Louvre. Fue entonces seleccionado para formar parte de una exposición en el Museo de Arte Moderno de Nueva York, donde se presentaban a los artistas más interesantes del momento, siendo Barceló el más joven de todos ellos.
En Blanc Negre, la composición, presenta también un denso tratamiento matérico que crea un efecto de relieve que incita al sentido táctil. En un primer plano, destaca el busto blanco que es rodeado por una figura negra que parece fundirse en el oscuro fondo abstracto. El título habla de contrastes y opuestos (claridad-oscuridad, hombre-escultura, realidad-cuadro), fruto de la ironía y el humor que caracteriza gran parte de la obra de Barceló. Como manifiesta el Art Brut, esta es una obra que no se ha contaminado por la imitación de modelos ya establecidos y que recuerda, en cierto modo, al primitivismo por su lenguaje directo y vital, tosco y descaradamente expresivo. Sin embargo, ya en los últimos años, Barceló ha continuado experimentando con distintos materiales, técnicas y temáticas, que le han llevado a adentrarse nuevamente en la abstracción.