Modesto Brocos es definido por sus allegados y amigos como un hombre de espíritu inquieto que no duda en viajar a distintos lugares de Europa y América para completar su formación, la cual se le negaba en Galicia por falta de oportunidades.
En esta ocasión, no reflejará las diversas tendencias vigentes en la pintura oficial europea de finales del siglo XIX que descubrirá en sus viajes y le influirán notablemente, sino que se inspira en el mundo del antiguo Egipto para realizar esta obra. Por ello, carece de luces y sombras. En este dibujo representa a dos personajes estáticos y de perfil, con las características de la iconografía egipcia.
Dibuja a la pareja enfrentados, él a la izquierda, ella a la derecha y ambos de pie. Adorna al hombre con el Horus, atributo real, a modo de diadema, pendiendo de su mano derecha la "llave de la vida". Luce brazaletes en sus brazos y muñecas, y varias gargantillas en su cuello, todas de metales nobles. Está ataviado con el clásico faldellín egipcio. Su brazo izquierdo acaricia la melena de la mujer, la cual viste con un vestido talar a cuadros muy ajustado que se inicia bajo los pechos, dejando al descubierto el derecho. Una cinta roja ata sobre la frente la larga cabellera que llega hasta la mitad del brazo izquierdo del que pende, también, la "llave de la vida". Al igual que el novio luce adornos metálicos en brazos y muñecas y en el cuello un collar de perlas.
Ambos son rodeados por una greca formada por dos círculos concéntricos ornamentados interiormente por triángulos isósceles en verde con una base hacia el centro del dibujo en cuyo interior se encuentra una bellota. En los espacios entre triángulos dibuja una flor de loto. Los colores de toda la composición son vivos y variados sobresaliendo los tonos rojos y azules.