En 1903, Lloréns deja Roma para visitar las ciudades del norte de Italia, París y Brujas, donde pasó, aproximadamente, un año. En esta ciudad queda fascinado por su atmósfera y por el clima, que tanto le recordaba al de sus tierras natales. Este dibujo, es una de las sanguinas más ligeras de la Colección ABANCA. En él, el artista se vale del dibujo para aprehender su personal visión de la realidad. Lloréns intenta reflejar el alma y el sentimiento de lo que ve. Responde al tema de los paisajes urbanos que el romanticismo, y luego el impresionismo, convirtieron en un tema recurrente en la pintura. La disposición del caserío reforzando la profundidad del río, determinan la perspectiva del dibujo, que es equilibrada mediante la horizontalidad del puente.