Tras una etapa cubista, en la década de los 60' la pintura de Caruncho sufre un cambio, comenzando a realizar una serie de collages en los cuales utiliza fragmentos de papel de barba y estraza, cartulina de colores y el cartón acanalado de los embalajes, cortados a mano, haciendo un juego de contrastes entre las diferentes texturas y el dinamismo de los colores, en una tradición postcubista renovada. El resultado es una obra de carácter geométrico y serial derivado, en parte, por los materiales utilizados.